Tras una noche sin poder pegar ojo ninguno de los dos, madrugamos para llevar a nuestro gatito al malvado veterinario.
Tuvimos que esperar a que abriesen, una media hora o asi. Pronto pasamos a la consulta con la típicas mesas de metal.
La primera noticia que nos dan: tiene pulgas, asi que la tuvieron que echar un spray que no le moló nada. La dieron una pastilla y la pusieron una inyección.
¡Ah si!
Es una hembra. De unas 3/4 semanas.
Tras eso, nos dieron un bote de leche en polvo, un biberón y el spray anti pulgas. Y tan contentos para casa (bueno, ella no tanto).
Tuvimos que dejarla solita un par de horas porque teníamos que hacer cosas, pero le dimos un peluche viejo y se las pasó durmiendo.
Parece ser que el biberón no le gusta mucho porque no bebe casi nada. Al parecer es normal.
Otra de las cosas "curiosas" que nos han pasado es que hemos tenido que ayudarla a hacer pipí, ya que es muy chiquitita. Hace un rato se lo ha hecho en la cama de Juanda (ella solita además) y hemos tenido que cambiar las sábanas.
Y bueno, ahora está correteando por ahí soltando pulgas de vez en cuando y maullando.
Es demasiado adorable, incluso se me despierta el instinto maternal.
Esperemos que no le de la tabarra a Juanda esta noche.
¡¡Hasta otra!!